Siempre me han gustado los sitios abandonados, esos teatrales escenarios llenos de polvo, telarañas y desconchones.
La placentera sensación de la soledad, de la aventura del descubrimiento, objetos que perdieron su valor, y que vuelven a recuperarlo un siglo después.
Como cotilla paleontóloga, me gusta mirar y encontrar esa imagen que transmita la dejadez y el encanto de estos sitios y objetos.
Así que queridos y queridas, para al que le guste este tipo de “delicatessen” aquí os dejo esta página, INCREIBLE.